Una alimentación inadecuada y el sedentarismo son comportamientos dentro de un estilo de vida que resultan en obesidad y enfermedades crónicas. Más allá de la importancia de los factores individuales, el entorno que nos rodea puede estar relacionado con nuestros comportamientos. Aquellos que envuelven la hora de la comida pueden tener cierta influencia en la ingesta, y por tanto, en la salud
A continuación te indicamos alguno de ellos:
1. ¿Comer solo o en compañía?
El hecho de comer solos nos lleva muchas veces a dejar de lado los hábitos de alimentación saludable, que si se repiten a menudo pueden repercutir en nuestra salud. Abrir la nevera o la despensa y elegir alimentos que requieran poca preparación, es un gesto habitual. Pero esto no significa comer más cantidad: son varios estudios los que demuestran que la ingesta calórica o la cantidad de alimentos son inferiores que si comemos en compañía. Por otro lado, si comemos con gente de confianza, en reuniones familiares o con amigos, tendemos a ingerir más cantidad de alimento y podemos perder la noción de cuánto estamos comiendo.
2. Comer trabajando.
Un estudio de la Universidad de Birmingham en el Reino Unido concluyó que estar distraído mientras comemos puede hacer que comamos más. Si, por el contrario, prestamos más atención a una comida, en la siguiente comeremos menos cantidad. La explicación a esto se debe a que no solo el hambre o la saciedad juegan un papel determinante en la cantidad que ingerimos, sino también la memoria y la atención. Si por ejemplo, no estamos atentos a lo que comemos porque estamos trabajando a la vez, puede ser que no lo memoricemos y hagamos una ingesta mayor después. La televisión, el ordenador, el móvil, la Tablet…pueden ser elementos distractores que favorezcan esta situación. Con una alimentación más consciente, podemos degustar sabores, notar olores o identificar texturas que nos hagan sentir qué estamos comiendo realmente y poder disfrutarlo.
3. Rapidez en la ingesta.
Comer lentamente se relaciona con una menor ingesta de energía, un hecho que puede estar relacionado con el punto anterior.
4. De vuelta a la cocina.
En lugar de elegir alimentos precocinados o picar sin llegar a realizar una comida completa, es conveniente que cocines tú mismo/a aquello que vayas a comer. Si es cuestión de falta de tiempo puedes optar por elaboraciones rápidas (ensaladas de legumbres, por ejemplo) o por preparar diferentes platos o más cantidad de alguno y congelarlo. Será útil también una organización previa, antes de ir a hacer la compra, piensa en el menú semanal (opciones saludables) a grandes rasgos y ves a comprar con la lista de la compra en mano. Evitarás adquirir alimentos innecesarios y tendrás en cuenta aquellos que realmente necesitas para vivir mejor.