El premiado autor japonés Haruki Murakami dejó su negocio de un bar de jazz en 1982 para dedicarse de lleno a escribir, a los 33 años. Y a la vez que empezó esta nueva vida, empezó a correr. En 2007 escribió el ensayo De qué hablo cuando hablo de correr que, con el tiempo, se ha convertido en un libro de cabecera de todos los runners o los que sienten curiosidad por este deporte.
En sus páginas encontramos reflexiones personales que pueden servir de consejo a corredores experimentados y también como palanca motivadora a aquellos que no se deciden a empezar a correr.
Murakami empezó a correr por la misma razón que la mayoría de personas: quería salir del bucle compuesto por vida sedentaria-aumento de peso-falta de aire cuando se hace un esfuerzo.
11 ideas clave sobre correr según Murakami
- ¿En qué pienso cuando corro? Murakami responde: «Los días que hace frío, pienso un poco en el frío. Los días que hace calor, pienso un poco en el calor. Cuando estoy triste, pienso un poco en la tristeza. Cuando estoy alegre, pienso un poco en la alegría».
- El grupo favorito del escritor para escuchar mientras corre es Lovin’ Spoonful. En concreto, dos álbumes de los sesenta: Daydream y Hums of the Lovin’ Spoonful. “La escuches donde la escuches siempre es estupenda. No pretende mostrar más de sí que lo necesario”, argumenta Murakami.
- El consejo de Murakami para no perder la motivación: “Voy aumentando poco a poco (cada día) la distancia que recorro. Pero si aumento el ritmo acorto el tiempo de carrera. Procuro conservar y aplazar hasta el día siguiente las buenas sensaciones que experimenta mi cuerpo. Idéntico truco utilizó cuando escribo una novela larga: dejo de escribir en el preciso momento en que siento que puedo seguir escribiendo. Al día siguiente me resulta más fácil reanudar la tarea”.
- Cuando siente que ya no puede más durante una carrera, Murakami se repite mentalmente un mantra: «No soy un humano. Soy una pura máquina. Y, como tal, no tengo que sentir nada. Simplemente, avanzo». Así supera la crisis y sigue corriendo.
- Ventajas de correr frente a otros deportes. «No hacen falta compañeros ni contrincantes. Tampoco se necesita equipamiento ni enseres especiales. No hay que ir a ningún sitio especial. Con un calzado adecuado y un camino que cumpla unas mínimas condiciones, uno puede correr cuando y cuanto le apetezca».
- La soledad del corredor. El escritor relaciona su pasión por correr con el concepto de soledad: «Soy de los que prefieren estar solo. O, para expresarlo con mayor precisión, yo soy de esos a los que nos les produce tanto sufrimiento el hecho de estar solos. En mi interior siempre ha anidado el deseo de permanecer completamente solo. Por eso, el simple hecho de correr una hora todos los días, asegurándome con ello un tiempo para mí, se convirtió en un hábito decisivo para mi salud mental”.
- Cuando se prepara para un maratón el escritor sigue unas reglas, como no descansar dos días seguidos. «Los músculos son como animales de carga dotados de buena memoria. Si los vas cargando gradualmente y con mucho cuidado, los músculos se van adaptando de manera natural para resistir esa carga».
- La dieta de Murakami cambió cuando empezó a correr. Afirma que fue de forma natural, que era lo que le pedía el cuerpo: “Hice de los vegetales la base de mi dieta y obtenía las proteínas principalmente del pescado. Nunca me había hecho demasiada gracia la carne. Reduje el consumo de arroz y de alcohol, y empecé a emplear condimentos naturales. Los dulces nunca me gustaron”.
- De hecho, Murakami perdió tres kilos en dos meses y medio. Así describe la sensación en el libro: «Me gustaría que imaginaran que van a una carnicería, piden tres kilos de carne y luego vuelven a casa caminando con ellos en la mano; tal vez así puedan hacerse una idea de lo que significa cargar con ese peso”. “Si haces ejercicio todos los días, tu peso ideal se acaba estableciendo de forma natural”.
- Correr ayudó al escritor a dejar de fumar: «Si te pones a correr a diario, dejar el tabaco es una consecuencia natural. Me costó mucho, pero correr a diario y fumar es incompatible. Creo que el deseo, tan natural, de querer correr cada vez más me motivó a la hora de aguantar sin fumar y me fue de gran ayuda a la hora de superar el síndrome de abstinencia”.

Acerca de la idea de que haciendo ejercicio se vive más, Murakami aporta una reflexión: «No importa si no vivo mucho, pero, mientras viva, quiero al menos que esa vida sea plena».