Se consideran problemas de salud cardiovasculares todas aquellas situaciones permanentes en que el aparato cardiovascular no funciona adecuadamente (la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca, los accidentes vasculares cerebrales y otros problemas de circulación periféricos, como las varices), como también las situaciones que hacen aumentar mucho el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular (la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes). Los casos más graves, como la recuperación después de un infarto o los problemas de salud mencionados, necesitan una adaptación y una supervisión permanente por parte del equipo o el especialista correspondiente.
A grandes rasgos, los problemas de salud cardiovasculares provocan una obstrucción de los vasos sanguíneos, de modo que la sangre pasa con más dificultad por las venas y arterias, a causa de la acumulación de sustancias en las paredes o por falta de elasticidad, lo que normalmente provoca una tensión arterial alterada.
Todo esto, además de ser peligroso para la salud, puede hacer que una determinada actividad física pase de predominantemente aeróbica a anaeróbica. En el caso de las personas con problemas de salud cardiovasculares, deben ir con cuidado a la hora de hacer actividades anaeróbicas ya que, además de provocar más fatiga que las aeróbicas (como en todo el mundo), el hecho de exigir un trabajo más intenso del sistema cardiovascular puede provocar más fácilmente accidentes de salud graves, a causa del aumento significativo del número de latidos y de la tensión arterial.
Los beneficios más destacables de la actividad física en personas con problemas de salud cardiovasculares son los siguientes:
- La inactividad física es un factor de riesgo directo para problemas de salud cardiovasculares, así que reanudar la actividad física adecuada disminuye un poco este factor de riesgo.
- Mejora el rendimiento cardíaco: cuando la persona está en forma (hace habitualmente actividad física saludable), el organismo tiene la capacidad de hacer el mismo ejercicio y a la misma intensidad disminuyendo la necesidad de oxígeno, es decir, aprovecha mejor el oxígeno que entra en los pulmones.
- Mejora la frecuencia cardiaca: durante el esfuerzo o en reposo, la frecuencia cardiaca es más baja para el mismo nivel de esfuerzo ya que aumenta el volumen sistólico (cantidad de sangre impelida desde el ventrículo izquierdo durante la contracción).
- Mejora la vascularización del miocardio (músculo del corazón), lo que eso provoca que le llegue más sangre y que el corazón trabaje mejor.
- Mejora la tensión arterial: durante el esfuerzo o en reposo, la tensión arterial está más controlada (sólo si los problemas de hipertensión son leves o moderados).
- Mejora la vascularización de los músculos: el ejercicio provoca un incremento en el número de capilares, que además aumentan la capacidad de transporte de sangre (se hacen más grandes).
- Favorece la circulación: sobre todo en cuanto al retorno venoso (cuando la sangre hace el camino de vuelta hacia el corazón por las venas). Esto se produce porque una musculatura en forma ayuda a impulsar la sangre mediante la tensión que ejerce sobre los vasos sanguíneos.
- Aparte de estos beneficios directos, la actividad física saludable también ayuda a combatir o a prever algunos de los factores de riesgo de los problemas de salud cardiovascular, como la obesidad, el estrés y la hipertensión arterial.
Hay una gran cantidad de problemas de salud cardiovasculares, y todos ellos necesitan unas adaptaciones específicas determinadas en cuanto a la actividad física recomendada (saludable).
Por ejemplo, en el caso de una persona de cincuenta años obesa, hay que intentar hacer la actividad física que está marcada para su etapa del ciclo vital (desde los treinta y cinco años hasta la vejez), reforzar la musculatura de las rodillas de forma más significativa, etc., pero tiene que evitar actividades como correr.